En esta época del año es inevitable, sentir con más fuerza o más emoción todo lo que nos rodea, especialmente las reacciones de la gente.
En estas fechas, los “te quiero mucho” parecen tener mayor peso que en julio o en septiembre.
En estos días es cuando todos tratamos de ponernos al día, con aquellos con los que no tenemos tiempo de hablar a menudo. Decirles que aún así nos acordamos de ellos y nos importan.
Y por supuesto nos acordamos mucho de los que ya no están.
Cuando un amigo o amiga – si el sentimiento es genuino da igual el sexo- te llama y te pregunta que con quien pasas ese día – sabiendo que tu familia está muy lejos- y te dice “ te esperamos a comer” o “ ven a cenar, será un placer compartir ese día” entonces sabes que aunque no profese ninguna religión tiene el más perfecto y hermoso espíritu cristiano o navideño que podamos pedir.
Alzo mi copa por mi francesa amiga y su familia que me incluyeron como a una más en su mesa de Nochebuena, y me hicieron sentir realmente en familia. Mi colombiana amiga que el 25 me invitó a sumarme a su celebración navideña también en familia, recién agrandada con la llegada de “Charlie” que con sólo diez días de llegado a este mundo logró que no pudiéramos dejar de mirarlo -como no hacerlo siendo la pura exaltación de la vida-
Alzo también mi copa por todos los que de una u otra forma expresan su espíritu navideño-cristiano que no es otra cosa que ser buena gente, solidario, generoso, abierto, bien dispuesto, y amoroso con el prójimo.
Realmente no importa el nombre, la etiqueta o la definición, yo brindo por la buena gente que es buena todo el año pero que en estas fechas se esmera un poco más y hace realmente cosas hermosas, da su amor de manera espontánea y se siente feliz de dar.
Deseo que en estas fechas todos puedan sentir un poquito al menos, de todo el amor que yo he recibido en estos últimos días. Felicidades, así con mayúsculas, y que todos podamos dar y recibir amor que es la única moneda de cambio que no pueden destrozar ni la inflación, ni la continuidad o no del euro, ni los bancos ni los mercados ni los gobiernos, ni la derecha ni la izquierda ni la crisis, por más que lo intenten.