Ella lo miraba, lo
miraba siempre.
El también la miraba.
La miraba desde lejos. La miraba cuando estaba cerca. La miraba
cuando pasaba por su lado. La miraba fijo solo un momento. Lo
suficiente para que ella lo notase. No lo suficiente para que ella le
sostuviese la mirada más allá de los 15 segundos de cortesía.
Se veían pasar. Se
miraban pasar. No se decían nada.Ninguno daba el primer paso.
Eran como dos barcos que se cruzan en el mar, cerca pero sin rozarse.
Al menos los barcos hacen sonar la sirena en señal de saludo.
Ella se quedó pensando si serían siempre dos barcos en el mar.
Mientras, seguía girando por la pista.
En un ir y venir se cruzaron sus miradas, sus ojos, los de ambos estaban fijos por un segundo clavados unos en los del otro.
Congeló la imagen un momento. Como en las pelis de ficción, donde puede detenerse el tiempo.
Y si nunca se dijeran nada?
Y si nunca cruzaran esa delgada línea que separa a dos desconocidos y los convierte en amigos, compañeros, amantes. Esa distancia entre tu piel y la mía, pensó. Esa distancia que hace que sigas siendo una fantasía. En la cual puedo ponerte todas las virtudes y quitarte todos los defectos. Puedo hacerte a mi medida, moldearte como arcilla y cocerte a fuego lento.
Y puedo despertarme de pronto y descubrir que el cuadro que estoy pintando no tiene los colores que me gustan o no todos, o solo algunos. O que los contrastes son muy fuertes o que quizás los bordes necesitan un retoque. O que la imagen que se levanta desde el fondo nada tiene que ver con lo que quería plasmar al inicio.
Pero para saberlo
debería cruzar esa linea invisible pero tangible. Debería de
cambiar esa distancia por un “lo bastante cerca para oirte,
tocarte, sentir el aroma particular de tu piel, saber quien eres”
Lo que no sabía era
como cruzar esa línea, como romperla. Por ahora era como un muro
alto, muy alto, sin salientes para escalar y muy ancho para rodear.
Sin fisuras a la vista.
Se fue a casa pensando
si quería aprender a derribar muros. A cortar lineas invisibles. A
acercar distancias y a pintar cuadros.
Decidió apuntarse a un
curso. Decidió que era hora de graduarse.