lunes, 25 de marzo de 2013

La lección de tango


Cuando empecé a tomar clases de tango, sentí que era la actividad que más hacía conectar con el otro, Con el compañero de baile. Y resultó cierto. Si no conectas no bailas, o no bailas bien, o no lo disfrutas.

No me imaginaba yo cuan profundo me haría conectar conmigo.

Tienes que llegar a encontrarte dentro de ti.

Las emociones pueden fluir suavemente o como una avalancha.

Las avalanchas te dejan exhausta pero también te dejan un mensaje escrito en el cuerpo.

De pronto tengo más conciencia de mi.

De pronto mi clase de tango se transformó en otra clase.

Mis emociones me desbordaron, pudieron conmigo y por un momento me abandoné dentro de mis lágrimas.

Pero mi maestro tenía razón, este tsunami emocional dejaría un sedimento positivo, había que darle un poco de tiempo a que bajaran las aguas y lo bueno tomaría su lugar.

El tango y la vida se parecen. Como en un espejo se refleja como eres.

Es un camino interesante de auto descubrimiento. Uno que puede contarte cosas de ti mismo que no sabías.

Me puse de pié y empecé a sentir cada parte de mi cuerpo de una forma diferente, nueva. La mujer que soy y la que baila tienen que encontrarse en un un punto. Tienen que compartir algo más que lo zapatos de tacón.

La pasión que hay en mi para vivir ha de salir a bailar, con las mismas ganas la misma fuerza y la misma alma.

martes, 12 de marzo de 2013

Como suenan las palabras


Uno en el fondo sabe. Pero a veces no quiere ver.

Lo que rompe el maleficio es hablar del tema en voz alta. Y si es con una amiga y una copa de vino, mejor.

Hicimos muy bien mi amiga y yo en irnos juntas a picar algo por ahí y charlar de lo que nos rondaba la cabeza, nos quitaba el sueño y comprometía algún otro órgano.

Fue como mágico, aquello que parecía un misterio incapaz de ser resuelto vio la luz en pocos minutos al convertirse en palabras lanzadas al aire. Y al oído entrenado de la amiga que cuando escucha el relato reconoce la vivencia y le resulta relativamente fácil encontrar otro sentido a esa pequeña historia. Que no era una historia pequeña, sino corta en el tiempo pero cargada de significado. Con uno nuevo ahora, un significado que podía cambiar el curso de la historia. De esa historia corta en el tiempo y aun con un futuro incierto.

Me quedé pensando en cuantas cosas no dichas crean malos entendidos.

Cuando no me dicen, yo completo la información con lo que creo que debería ser, pero que tal vez no sea y quizás sea todo lo contrario.

Ya se que hago mal, no debería suponer lo que otro está pensado, no tengo la bola de cristal para adivinar, y seguramente más de una vez me equivoco cuando “adivino” pero no logro evitarlo del todo. Igual que con el chocolate, me prometo que poquito y después acabo tirando el envoltorio vacío...

Hablar es terapéutico, es divertido, acerca, crea lazos, hace amigos, soluciona problemas, aclara las dudas, resuelve los enigmas de las amigas ( y los propios) expresa sentimientos, y además nos ayuda a saber lo que el otro está pensando!

No es estupendo?


lunes, 4 de marzo de 2013

A un hombre fuerte




Recuerdo de él millones de cosas, pero una de las más fuertes es que le encantaba estar vivo.

Amaba la vida como pocos. La tomaba como un regalo del cual no hay que desperdiciar nada.

Le gustaba levantarse temprano incluso los fines de semana, siempre encontraba algo que hacer. Y no se dormía antes de las 12 cuando cuando el libro se le caía de las manos.

Fue un luchador, uno alegre.

Encontraba que las dificultades eran obstáculos normales en la vida. Eran parte del camino y había que sortearlas. No fue un gran intelectual. Fue un autodidacta que buscaba las respuestas tanto en los libros de historia como en las enseñanzas que dejan los golpes que da la vida.

Ponía tanta pasión en hacer el asado del domingo y dejar a todos contentos, como en resolver un problema de trabajo.

Podría pasarme horas recordando anécdotas. Podría llenar muchas páginas escribiendo sobre él.

Hoy creo que mi mejor homenaje es simplemente recordar cuan vivo estaba cuando estaba vivo. Le gustaba vivir y luchó como un león hasta al final de su camino.

Su vida fue un camino lleno de obstáculos pero también de recompensas.

Y uno de los mejores regalos que me hizo fue enseñarme que la vida siempre vale la pena.



A David 9 de agosto 1927 – 4 de marzo de 2007

No fue un padre perfecto, fue el mío.