La esperó, la esperó con ansia como
cada viernes por la noche, para que le calentara el alma, las manos y
la cama.
La esperó a que llegara de su vida
oculta, de la que no se habla.
La esperó como siempre, sin preguntar
nada, feliz de verla entrar por la puerta, de verla volver a casa. A
ella, que era como como un pajarito al que cualquier movimiento
brusco podría asustar y hacela volar y no volver al nido.
Ella entró por la puerta, se sacó el abrigo, soltó el bolso y las llaves. Se soltó el pelo, se acercó despacio...historias de amantes fugaces, de amores a medias, de no te entrego mi alma , solo mi cuerpo, solo una parte. La que no puedas dañar. Donde no llegues lejos, te dejo en la puerta, te pongo barreras. No te conozco, creo que si, crees que si. Pero no es cierto. No se lo hay en lo más profundo de tu alma.
Prefiero tenerte un rato y huir, y que
no me tengas, podrías hacerme daño.
La tuvo como cada viernes.
La perdió como cada domingo.
Ella tuvo unos ratos fugaces. Amor de
imitación. Pero que no duele.
O si?
Podría ser verdadero?
Como saberlo... para eso habría que
arriesgar y ese ya es otro juego.