martes, 16 de julio de 2013

Viaje de placer


Lo esperó sentada en la semi oscuridad del salón, dejó solo una luz muy tenue y un par de velas encendidas.
El llegó un poco más tarde de lo habitual, dejó como siempre las llaves y el portátil en la mesita de la entrada.
Le pareció raro que no hubiera mucha luz ni ruido , la llamó desde allí – Ana, estás en casa?
- Aquí , respondió ella, con voz tenue como la luz del salón

Mientras se acercaba al sofá con la mano extendida le miró curioso y preguntó, - estás bien? Y le acarició la mejilla
- Perfectamente. Mientras, extendió  su mano y la pasó por su pelo. Le encantaba hacer esto, el tenía un pelo suave y a ella le gustaba esa sensación entre sus dedos.  Luego dejó su mano en la nuca de el y lo atrajo hacia si para besarlo suave al comienzo y más apasionadamente luego.

El no tardó en reaccionar. Se quitó los zapatos con los pies, no quería dejar de besarla ni de tenerla entre sus brazos.
Luego dejó caer la americana al suelo.

Se fueron desvistiendo despacio el uno al otro. Disfrutando de cada botón que se abría, y cada trozo de tela del que se desprendían.
Se rozaron piel con piel, ella le acarició muy suave con la punta de sus dedos. El le respondió  con sus labios y sus manos

El contacto de la piel en pleno apogeo.
Se disfrutaron despacio, se tomaron su tiempo se dieron todo cuanto querían. Llegaron a destino y gozaron a pleno de cada detalle del paisaje. Un verdadero viaje de placer.

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